Éste es el señor Sumiteru Taniguchi.
Entonces tenía 16 años y vivía en el barrio de Sumiyoshi a 1,8 kilómetros de la detonación. En el momento de la explosión estaba repartiendo la correspondencia. Iba en bicicleta y fue sorprendido por rayos caloríficos tremendamente fuertes en su espalda. Como se puede ver, la carne de esa parte quedó quemada y sangrante. Pasó por varios hospitales, estuvo internado por unos 3 años y 7 meses casi todo el tiempo acostado boca abajo. Tan grande era el dolor que más de una vez pidió que lo mataran.
Transcurridos varios años, luchando contra el cáncer de la piel que continuamente lo asaltaba, se ha dedicado a pedir la destrucción de las armas nucleares no solamente dentro de Japón sino que también ha contado su experiencia como “hibakusha” en el extranjero.
Más adelante, en la zona de los testimonios en video, llamada “Declaraciones de los “hibakushas”, podrá oír también el testimonio del señor Taniguchi.
