Un año antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, en 1938, se descubrió en Alemania la manera de extraer una enorme energía del átomo.
Desafortunadamente, esta colosal energía en la práctica se aplicó a la creación de un arma destructiva, o sea, para construir la bomba atómica con el fin de matar gente a gran escala.
Cuando Estados Unidos supo lo que se pensaba hacer con el descubrimiento de la bomba atómica en Alemania, no escatimó dinero y, solicitando la colaboración de muchos científicos, empezó a desarrollar la bomba atómica.
Al comenzar a preverse la posible derrota de Alemania, Estados Unidos puso su mira en Japón como lugar para lanzar la bomba atómica. Se llevó a cabo el 6 y el 9 de agosto de 1945 en Hiroshima y en Nagasaki, respectivamente.
