La agresividad de los rayos caloríficos emitidos por la bomba atómica se puede comprobar por los vidrios derretidos, por las tejas con burbujas a causa de la ebullición, por las piedras quemadas hasta quedar negras. Aunque al alejarse del hipocentro, los rayos caloríficos pierden fuerza en 2 kilómetros a la redonda, se encontraron ropas, postes de la luz y árboles quemados o incluso carbonizados. Puede tocar algunos de estos materiales, por favor, palpe las burbujas en la superficie de las tejas.