El doctor Takashi Nagai en la explosión perdió a su esposa y él mismo sufrió una grave herida por un corte en la arteria temporal, en el lado derecho de la cabeza.
A pesar de sus heridas físicas y emocionales, justo después de la explosión dirigió al equipo médico superviviente de la universidad en las labores de auxilio a los heridos. No solamente nos detalló, en los reportajes que escribió, la atención prestada hasta la cura total sino que también incurrió en indagaciones de los daños que en el futuro podrían presentar los rayos radioactivos.
También dejó para la posterioridad varios libros como, por ejemplo, “La campana de Nagasaki”, “La cadena del rosario”, “Dejando a los niños atrás” etc. y oró implorando la reconstrucción de Nagasaki y la paz en el mundo. Esta postura del doctor sirvió de sostén y alivio para quienes sufrían por los daños después de la explosión de la bomba y para aquéllos que se habían levantado para reconstruir la ciudad dando, al mismo tiempo, grandes esperanzas a los niños damnificados. Sin embargo, un poco antes de cumplirse los 6 años de haber sido víctima de la bomba atómica, el primero de mayo de 1951 fue llamado a mejor vida.
En las cercanías de la Catedral de Urakami, en el “Edificio municipal en memoria del doctor Takashi Nagai” puede encontrar más información sobre su vida. Allí se conserva, en el estado de aquel entonces, la “casa” de un solo cuarto de 2 “tatamis” (un poco más de unos 3m2) donde vivía el doctor con sus dos hijitas. Se la conoce con el nombre de “Nyokodoh”.