En la ciudad trocada en una montaña de escombros por la bomba atómica, había muchos heridos esperando ser auxiliados.
Lamentablemente el Hospital de Medicina de Nagasaki que deberia haber sido el centro para tal fin, estaba en ruina total. Además, había muchos médicos y enfermeras que sufrían por las heridas recibidas. Poca era la gente que podía prestar ayuda y las medicinas, escasas. El ferrocarril y las calles estaban intransitables.
Sin embargo, se comenzaron a desarrollar diversas actividades de ayuda haciendo cuanto se pudo. Al llegar la noche, se enviaron grupos de ayuda desde los parajes cercanos que se habían enterado de la catástrofe ocurrida en la ciudad. A los heridos que sufrían les distribuyeron víveres y trataron de prestarles los primeros auxilios.
Desgraciadamente, nadie tenía conocimiento de los rayos radioactivos en ese entonces. Los mismos integrantes de los grupos de auxilio quedaron expuestos a los fuertes rayos radioactivos y terminaron por sufrir los efectos nocivos de la radiación.
